Época de elecciones, tiempo de promesas, momento en que los partidos políticos enuncian proyectos y ocultan modos de congresión. Ocasión en que los dirigentes se esfuerzan por agraviar al adversario tratando de disminuir el concepto moral y ético de la ciudadanía pudiera tener de ellos.
Se supone que esta es la época en que nosotros tomamos conocimiento de las obras que proponen realizar y cómo habrán de concretarlas,sin embargo sólo escuchamos términos descalificadores y frases hechas y huecas.
Pareciera ser que los de la opción se encontraran encumbradas en plataformas cuyas elección hace que cada uno de nosotros, los votantes ,nos encontramos disminuido en un plano inferior y en posición de adorar sus figuras.
En gran medida que esto sea así es parte de nuestra responsabilidad .
No tenemos claro el concepto de democracia.Creemos que los que se postulan a ocupar cargos públicos en la poseen cualidades que les endilgamos falsamente.
Por otro lado el oficialismo recrea promesas incumplidas trasladándolas en el tiempo.
Un ejemplo claro de nuestros conocimientos de las reglas democráticas lo tenemos -ahora y siempre- con respecto a la figura presidencial. Pareciera ser que una critica al titular del Poder Ejecutivo significa mansillar su cargo.
Ocurre que políticamente tenemos un concepto propio de siglos anteriores, cuando el liderazgo del mundo estaba en manos de la nobleza. En realidad el presidente es un ciudadano que se propuso para lo elijamos para concretar hechos necesarios para el desarrollo y progreso del país ,nada mas .
Es solo eso , un ciudadanos común ,alguien subordinado al poder Legislativo que , en nuestro nombre ,determina las acciones que debe llevar a cabo .
No es un superhombre , no es un monarca ,es simplemente un empleado público.
Debiéramos conocer básicamente el juego de la democracia para colocar cada cosa en su lugar.
Sobre todo inculcar en la juventud como son realmente esos mecanismos.
Nuestra preocupación en estos momentos de campaña política es advertir el desinterés de los jóvenes por este hecho trascendente que significa elegir a aquellos que nos van a representar.y esto es natural que así suceda.
En primer lugar por el propios desencanto de los adultos , y por otro lado porque los medios de información permanentemente destacan la corrupción y la inhabilidad de los lideres políticos.
Se supone que esta es la época en que nosotros tomamos conocimiento de las obras que proponen realizar y cómo habrán de concretarlas,sin embargo sólo escuchamos términos descalificadores y frases hechas y huecas.
Pareciera ser que los de la opción se encontraran encumbradas en plataformas cuyas elección hace que cada uno de nosotros, los votantes ,nos encontramos disminuido en un plano inferior y en posición de adorar sus figuras.
En gran medida que esto sea así es parte de nuestra responsabilidad .
No tenemos claro el concepto de democracia.Creemos que los que se postulan a ocupar cargos públicos en la poseen cualidades que les endilgamos falsamente.
Por otro lado el oficialismo recrea promesas incumplidas trasladándolas en el tiempo.
Un ejemplo claro de nuestros conocimientos de las reglas democráticas lo tenemos -ahora y siempre- con respecto a la figura presidencial. Pareciera ser que una critica al titular del Poder Ejecutivo significa mansillar su cargo.
Ocurre que políticamente tenemos un concepto propio de siglos anteriores, cuando el liderazgo del mundo estaba en manos de la nobleza. En realidad el presidente es un ciudadano que se propuso para lo elijamos para concretar hechos necesarios para el desarrollo y progreso del país ,nada mas .
Es solo eso , un ciudadanos común ,alguien subordinado al poder Legislativo que , en nuestro nombre ,determina las acciones que debe llevar a cabo .
No es un superhombre , no es un monarca ,es simplemente un empleado público.
Debiéramos conocer básicamente el juego de la democracia para colocar cada cosa en su lugar.
Sobre todo inculcar en la juventud como son realmente esos mecanismos.
Nuestra preocupación en estos momentos de campaña política es advertir el desinterés de los jóvenes por este hecho trascendente que significa elegir a aquellos que nos van a representar.y esto es natural que así suceda.
En primer lugar por el propios desencanto de los adultos , y por otro lado porque los medios de información permanentemente destacan la corrupción y la inhabilidad de los lideres políticos.
Esto lleva naturalmente a que aquellos que se aproximan por primera vez al hecho formal de la elección no tengan preocupación por tomar conocimiento de los programas de acción que cada partido propone, suponiendo que nada vale la pena, que todo está contaminado.
si realmente el futuro está en los jóvenes debemos extremar las medidas para que se pueda desbresarse el camino que ellos habrán de recorrer.
Este es nuestro desafío, el de esta generación de adultos que, aún cuando estemos desengañados de las acciones políticas, debemos iluminar la enda de los que nos siguen para que conxreten, finalmente, el país que merecemo.
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